Los Pumas son expresión de una argentinidad que nos tira, más en una fecha patria tan significativa como la de hoy. Y por eso, en caso de derrotas duras como la que sufrieron ayer a manos de Nueva Zelanda, tendemos a rescatar algún aspecto positivo o encontrarle alguna explicación que ayude a suavizar el impacto del resultado, una costumbre que sin quererlo dio origen al más usado de los sarcamos anti-Puma: el de la derrota digna. Sin embargo, aunque suene incómodo y hasta contrera, a veces lo mejor es llamar a las cosas por su nombre. Y lo que pasó ayer en el Malvinas Argentinas, en la apertura del Rugby Championship, fue una paliza rugbística. Al menos, durante esos primeros 40 minutos en los que los All Blacks resolvieron el partido con una superioridad apabullante, al punto de hacer temer una goleada de esas que rompen récords. En apenas 11 minutos, los All Blacks ya habían agujereado la defensa argentina con simpleza en tres oportunidades, todas con el mismo final: try. Y para cuando llegó el entretiempo, ya eran cinco llegadas al ingoal y una diferencia tan elocuente como irremontable: 31-0.
Un primer tiempo como ese a sólo dos meses de distancia del Mundial puede parecer algo como para tirarse de los pelos, pero hay que mirar el lado lleno del vaso: mejor ahora que entonces. Como dice el dicho, a veces es mejor un cachetazo a tiempo. Los Pumas tuvieron un gran 2022 tras la llegada de Michael Cheika como entrenador en jefe, pero hay que sostener ese crecimiento, y por eso deben servirse de este sonoro revés para despertarse y examinar cuáles son las tuercas a ajustar en este breve camino de sólo tres partidos que los separa del debut del 9 de septiembre ante Inglaterra.
En ese sentido, los All Blacks le facilitaron una radiografía al seleccionado argentino. La fisura principal se observó en la defensa, superada en el contacto y desarticulada por la precisión y velocidad en el manejo del que hace gala Nueva Zelanda. En ese aspecto, hay que reconocer lo del tucumano Mateo Carreras, quien a pesar de ser un jugador más volcado hacia la ofensiva, fue un león tackleando hombres vestido de negro, al punto de terminar con la cara ensangrentada. Si había alguna duda acerca de su convocatoria para el Mundial, ahora no puede haberla. También estuvo bien Thomas Gallo, aunque más en el juego suelto; las formaciones fijas fueron otro de los puntos flacos de Los Pumas, que deberán trabajar bastante para ganar una mejor obtención y no tener que estar defendiéndose tanto tiempo, con el desgaste que ello implica.
El próximo sábado, Argentina visitará desde las 6.45 a Australia, goleado ayer por Sudáfrica en Pretoria (43-12).